¿Quién da más? La quiebra de Thomas Cook
Hace unos días recibimos la noticia de la caída del creador de los paquetes turísticos, Thomas Cook, y todas las administraciones de nuestro país se apresuraron a competir entre sí para ver quién regalaba más dinero público a las empresas del sector.
En ningún desastre natural hemos visto esta celeridad en los políticos en sacar dinero del presupuesto para ponerlo en manos de los cómplices del desastre.
Y llama aún más la atención la magnitud de las cantidades; como que nuestro gobierno prometa y publicite que va a dedicar 300 millones de euros, cuando Thomas Cook sólo pedía al Gobierno Británico 200 millones para poder seguir operando y salvarse de la bancarrota.
Pero si al menos esto fuera a ayudar a que las empresas afectadas fueran a mantener los puestos de trabajo no sería tan escandaloso. A nosotros nos resulta difícil ver a los hoteles mantener a sus empleados sin tener a los clientes con los que trabajar por mucho dinero que se les quiera regalar. Por eso ya han empezado a anunciar los primeros EREs sin esperar a que los clientes contraten con otros operadores del sector sus vacaciones.
Mientras todo eso pasa, ya han encontrado el culpable, y no vayamos a pensar que fue la mala gestión, el brexit, ni que las empresas tradicionales están teniendo problemas para adaptarse a las nuevas demandas de los clientes. El culpable no es otro que… el residente en zonas de potencialidad turística. Aprovechando la coyuntura y que el Pisuerga pasa por Valladolid, las patronales del sector piden que se les bajen impuestos y que nos obliguen a cederles nuestras propiedades y expulsarnos de nuestras primeras o segundas viviendas. Qué debe evitarse que usemos libremente nuestras propiedades, que tenemos que entregárselas para que las gestionen, se lleven las rentas que generen y nos dejen la limosna que quieran darnos a cambio.
Parece mentira que alguien pueda defender hoy día un modelo que consiste en que los legítimos propietarios de un bien tengan la obligación de dárselo a alguien para que este último se enriquezca. Pero resulta todavía más increíble si pensamos que esto se hace con la total entrega de nuestros representantes.
Hay otros sectores en Canarias que están necesitados de dinero y de modernización (agricultura, ganadería, industria, comercio, …). Tendríamos que aprender de las consecuencias que tuvo en nuestra tierra en el pasado basar toda nuestra economía en un solo producto. El esfuerzo debería ser diversificar nuestra economía y formar a nuestros trabajadores, no para que se vayan al exilio por falta de oportunidades para conseguir un trabajo digno, sino para que creen riqueza en nuestra tierra y ayuden a un modelo productivo socialmente y medioambientalmente sostenible. Nuestra asignatura pendiente.
El Reino Unido se ha negado a premiar a los que llevaron una empresa a la quiebra. Nosotros estamos a ver quién les da más…